El autor de esta obra es Ray Douglas Bradbury, quien fue un
escritor de misterio estadounidense, enfocándose en el género fantástico, de
terror y ciencia ficción, es principalmente conocido por “Crónicas marcianas”,
además de Fahrenheit 451, el libro discutido en este texto.
Bradbury tuvo
un gusto de la lectura y la escritura desde su juventud, pero no pudo asistir a
la universidad por razones económicas, así que comenzó a vender periódicos para
ganarse la vida. Decidió educarse de manera autodidacta, estando la mayor parte
de su tiempo libre leyendo libros y escribiendo cuentos. Estos cuentos los
vendía a revistas, llegando a conseguir suficientes ahorros para establecerse
en California y continuar su producción de textos.
El libro
toma lugar en una sociedad aparentemente futurista, aunque nunca se da un año
en el que transcurre la novela. Dentro de esta sociedad se cree que el
pensamiento lleva a la angustia y el sufrimiento, y los libros llevan a la gente
a pensar, asi que se establecen los “bomberos” que, al contrario de los
bomberos que conocemos, se encargan de quemar cosas, específicamente los
libros, en lugar de apagar incendios.
Guy Montag
es uno de estos bomberos, y él se encuentra muy satisfecho con su tarea y la
sociedad en la que vive, hasta que se encuentra con Clarisse McClellan, quien
desde el punto de vista del lector, es una chica sencilla y común, que le
gustan cosas como recoger flores o pasear durante lluvias, pero en el contexto
de la historia no es aceptado.
Esta chica
le parece un ser extraño a Montag, ya que le hace preguntas como que si
realmente es feliz, lo que causa que se comience a cuestionar. Después se da
cuenta de que en realidad solo cree que es feliz y que su sociedad es perfecta
porque no conoce la felicidad de verdad.
En una de
sus jornadas se encarga junto a un equipo de bomberos de quemar una biblioteca
escondida, en la que Guy se guarda un libro misteriosamente (que luego se
revela que tiene una pequeña colección de libros escondida en su casa, además
de que este libro resulta ser la Biblia) mientras los preparaban para la quema.
La dueña de la casa se rehúsa a salir, llegando a quemar ella misma su casa
para morir por sus libros, hecho que impacta mucho a Montag, y hace que tenga
aún más curiosidad en ellos.
Más tarde
Montag guarda el libro en su casa e intenta hablar con su esposa Mildred (quien
es usada para representar al ciudadano ‘ideal’ dentro de esta sociedad) pero
esta no quiere. Al preguntarle sobre Clarisse, quien era su vecina, Mildred le
dice que murió hace días atropellada, y su familia ya se había mudado.
Al dia
siguiente, impactado por los acontecimientos recientes y la ignorancia que
comienza a notar en las personas, Guy finge estar enfermo para no trabajar, y
le pide a su mujer que llame al capitán Beatty para avisarle de su
‘enfermedad’, pero ella se niega.
En el nudo
de la historia, Beatty le hace una visita el mismo dia, y le narra la historia
de cómo los bomberos llegaron a ser lo que son en ese mundo. Le cuenta que
realmente no fue el gobierno quien prohibió los libros, fue la gente que dejo
de comprarlos, ya que se hartaron del sufrimiento que causaba el conocimiento,
y ellos mismos fueron los que impusieron el propósito de la quema de libros a
los bomberos. El capitán sabe que Montag tiene un libro, pero lo deja hojearlo
para que descubra que no tienen nada de especial.
Cuando se
va el capitán, Montag examina su colección de libros (lo cual es una sorpresa
para su esposa), y recuerda un hombre que se escondió un libro y le dio su
dirección, y decide visitarlo, llevando consigo la Biblia, descubre que este
hombre era un profesor de literatura llamado Faber, y le propone la necesidad
de luchar en contra de la ignorancia.
Ellos
elaboran un plan y Faber le da un dispositivo para seguir comunicado a Guy.
Volviendo a su casa, varias amigas de su esposa y ella hablan sobre los niños
como si fueran objetos y como votan por un candidato a presidencia solo porque
‘se mira como una buena persona’. Montag responde a esto en enojo y acaba leyéndoles
poesía de uno de sus libros.
Esa noche
su equipo de bomberos responde a una alarma, y Montag se da cuenta de que lo
han mandado a quemar su propia casa, ya que su esposa y sus amigas lo habían
delatado.
El capitán
Beatty lo obliga a quemar su propia casa como castigo, pero Montag lo toma como
si se estuviera liberando de todo lo que representa esa sociedad, la ignorancia
y la opresión de la mente. Montag quema vivo a su capitán después de que
intenta detenerlo, y se da cuenta de que Beatty también era una persona culta
que temía revelarse, así que ansiaba la muerte para librarse de esa sociedad.
Montag se
dirige a la casa de Faber para escapar de la policía, y luego huye de la
ciudad, dándose cuenta de que el país está en guerra pero no se sabe contra
quien. Sigue unas vías de tren que encuentra, que lo lleva hasta un grupo de
fugitivos como el, llamados Hombres-Libro, que son una sociedad de académicos
que memorizan los libros y los transmiten oralmente para evitar ser
sancionados, estos acogen a Montag como uno de los suyos.
Después se
alejan más de la ciudad, se escuchan aviones acercándose, que lanzan bombas
sobre la ciudad, destruyéndola por completo. Montag y los demás quedan como
sobrevivientes, y el final abierto del texto deja la idea de que se establecieron
para crear una sociedad que si respetara al intelecto sobre la ignorancia.
El
concepto de esta historia me intereso desde que supe de su existencia, pero no
creí que la opresión había sido causada por el mismo pueblo en su búsqueda de
‘felicidad’ a toda costa, a diferencia de otras obras en las que la prohibición
es resultado de un gobierno autoritario.
Me hubiera
gustado que se enfocara un poco más en la guerra que destruye a la ciudad,
aunque contarlo desde el punto de vista de alguien no involucrado directamente
es una manera muy entretenida de narrar los hechos.
La frase o
más bien idea que me agrado mucho del libro fue como los bomberos se ven a
ellos como “Guardianes de la Felicidad”, creen que al quemar los libros y así
hacer que no los lean, evitan que la gente pase por angustias. Me gusta como da
a entender que realmente los ‘malos’ nunca se ven a ellos mismos como si fueran
los malos, siempre hay algo que en sus ojos es justificación de lo que hacen.
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