I - Hoy o mañana
Cada día al despertar,
Después de soñarte
Tan bella e imposible de olvidar
Me quedo pensándote.
A cada momento,
En cada segundo
A mi mente en cada segmento
Me vienes y no te vas, tiernamente me confundo.
Y después, cada suspiro me habla de ti
De tu mirada, tus pliegos labiales cincelados
En un hermoso color arrebol, un rojo carmesí
Que entinta tu sangre, que te da vida por todos
lados.
Y hablaría de tu cuerpo,
Pero solo es posible con el tacto
Y hablaría de tu amor, que se extirpo
Que se fue en el último beso de tu antiguo pacto.
Y hablaría de un nosotros,
Pero aun somos dos extraños
Queriendo conocerse en este juego
En este misterio del amor que enyugo.
Pero solo puedo hablarte de lo que no es o seria
De la dulce y afable definición del entrañable
“podría”
Sin embargo… ¿Cuando debería acabar con esta maña?
Dime, ¿Cuándo
te llamare por “mi amor”? ¿Hoy o Mañana?
II - Labios sabor a café, ojos inocentes…
Y te despediste en los primeros rayos de la mañana
Haciéndome creer que volverías al momento que callera la noche
Me dejaste tendido entre las sabanas de tu cama maraña
Todavía con el fresco sabor de tu piel de nuestro ayer sin reproche
Solo me quede en compañía de una taza de café con amaretto
Me recordó a la textura de tus labios, calientes, suaves, perfectos
No como los míos que resemblan insensatez, eres mal amuleto
Me condenaste a insípidas meriendas de media tarde, a falta de afectos
A quedarme corto en el amor, pero amplio en la promiscuidad
A nadar en mi propio pudor, a hacer el amor sin amor
A besar sin pensarlo dos veces, a disfrutar mil y un cuerpos en variedad
A desear sin necesitar, a explotarme sin razón ni valor.
Y es así que en cada alba, te pienso en otras bocas
Y es así que al mediodía, te siento en otros brazos
Por eso, en la comisura de mis pliegos labiales, se quedaron los tuyos
de familiar sazón al café matutino y de paso también tus inocentes ojos
Pero la pregunta aún vive en mi alma,
y no me deja ni en paz ni en calma
¿Cuando? Esta taza se enfría rápidamente
Al igual que mi paciencia justificadamente…
III - Me voy…
De tus insensibles
labios, de tus acostumbrados brazos
De tus “ajetreados”
días, de tus excusas tan cínicas
De tus amaestradas
burlas, de tu engañosa sonrisa
De tus descaradas
confesiones, de tu hipócrita risa
Me marcho de eso y más
que ya mi pobre corazón
No puede seguir con una
entintada relación
No puede resistir tu
aferrada indiferencia sin razón
No voy a vivir encerrado
en los límites de tu traición
Me voy de tus manos que
simularon cariño encarnado
De tu cuerpo que fingió
una pasión desbordada a mi lado
De tu aroma que me ha
embrujado por mucho tiempo
De esta canción sin fin
que me ha dejado descontento
Me voy de esto que
querías que fuera y no es
Me voy de tus aventuras
para que vivas mi soledad
Me voy de tus avaras
intenciones y en el fin, contemples bondad
Me largo de este vicio,
porque sé que somos tres.
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