viernes, 3 de julio de 2015

Cuento: Sombras en tiempos perdidos

“Hace mucho esta tierra estaba repleta de gente extraordinaria, los Normales solían llamarlos Héroes, incluso cuando sus acciones no eran muy heroicas.

“Estos Héroes peleaban contra monstruos para asegurar rutas comerciales y poblados. Eran muy queridos por todos, y hacían competencias entre ellos para ver quién era más popular. Después de un tiempo extendido de paz, los Normales se dieron cuenta de que ya no necesitaban la protección de los Héroes y, usando como excusa los pocos villanos entre ellos, emprendieron una caza.”

“Pero… ¿Porque les hicieron eso si eran bueno?” Me interrumpe mi pequeño hermano, mientras se acomodaba entre el cobertor desgastado que usábamos de cama.

“Las personas son así, Noel, una simple cosa que hagas mal y todos se lanzan contra ti.”

“… ¿Y qué les paso a los Héroes?” Claro, esto es demasiado pesado para alguien de su edad.

“Oh… fueron perseguidos por muchos años, los más nobles se entregaron, como un último servicio a la gente que querían proteger, otros se escondieron en bosques y templos abandonados, siendo olvidados al igual que los lugares que habitaron, y algunos decidieron combatir contra los Normales, incluso destruyendo unos cuantos pueblos.

“Hoy se conoce solamente la existencia de una de ellos, que vive en los bosques oscuros, protegiendo a las caravanas desde las sombras de los Hombres-Lobos que las acosan.”

“¿Porque sigue ayudándonos después de que les hicimos eso tan feo?”

            Volteo alrededor. La casa más cercana de donde estamos tiene una ventana abierta. De adentro viene un olor a comida recién hecha. A veces miro a los niños de la casa vernos con desprecio. Del lado opuesto, hay más de nosotros, gente sin hogar, familia, ni dinero suficiente para comer decentemente, preparándose para levantarse con el sol a empezar su vida diaria.

            A la distancia puedo ver el castillo del Lord, en medio de varias casas de “nobles” y mercaderes exitosos, que les gusta pretender que la gente como yo y Noel no existen, o realmente no lo saben por estar encerrados en sus lujos.


            “La verdad… No lo sé” Cuento el dinero que he ahorrado entre trabajos y encargos variados en la última semana… ¡justo lo suficiente! “¡Anda ya y levántate, niño!” Con suerte el panadero haya hecho hoy de esos pasteles que a Noel siempre le llaman la atención. “Tenemos que apurarnos si queremos alcanzar pan. No querrás quedarte sin comer en tu cumpleaños, ¿o sí?”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario